Cómo crear una cultura de resiliencia en tu organización

Lidiar con el cambio siempre ha sido una habilidad necesaria en la vida y el trabajo, pero si hay algo que nos ha enseñado el 2020, es que debemos estar preparados al impacto que conlleva el cambio. Entonces, ¿Cómo aprendemos a hacer frente al cambio, a nivel individual como organizacional? Debemos construir resiliencia.

Vivimos en tiempos de constantes cambios. Las ideas, los productos y las tecnologías vienen y van todos los días. La manera en la que nos comunicamos, hacemos negocios o nos entretenemos han sufrido transformaciones profundas en las últimas dos décadas, y especialmente en los últimos meses. Cuando el cambio es constante, la resiliencia ya no es opcional. Tu organización y sus colaboradores necesitan ser residentes frente al cambio y al estrés al que nos enfrentamos para poder salir airosos y triunfantes al final. 

¿Qué es la resiliencia exactamente? Una persona residente es una persona en constante crecimiento. Es adaptarse a cada obstáculo y enfrentarlo de maneras diferentes, aprender del pasado y volverse cada vez mejor en enfrentar el cambio. Es una habilidad que requiere trabajar y practicarse. La resiliencia es un proceso. Las organizaciones resilientes aceptan el cambio como una variable recurrente. Se resiliente es mantenerse fuerte en la marea de los cambios, no sólo frente a una sola situación. Al aceptar que el cambio y la adversidad son una fuente de estrés, podemos decir que la resiliencia es una herramienta para manejar ese tipo de estrés. Al saber navegar los cambios, tu organización puede aprender a aprovechar la ola de los cambios para llegar a nuevos y emocionantes lugares en vez de hundirse. 

Las llaves para construir resiliencia en una organización

Como otros aspectos de la cultura corporativa, la resiliencia no se construye de un día al otro. Se necesitan adaptaciones profundas en las políticas internas, capacitaciones y mucha paciencia. Pero al preparar a tu fuerza laboral a ser resilientes, cuando una tormenta como la que estamos viviendo llega, estarán preparados para comprometerse a seguir adelante con los objetivos de la organización, manteniendo la moral y el optimismo. Estas son algunas recomendaciones para lograrlo: 

1. Aprender de errores pasados: no todos los cambios han sido exitosos, hay que saber aprender de cada experiencia de cambio y transición para mejorar en la siguiente ocasión. Si lanzaron un programa piloto anteriormente preguntarse: ¿Qué salió mal? ¿Qué podemos mejorar la próxima vez? ¿Quién tiene las mejores herramientas y habilidades para llevarlo a cabo? No es porque se falló en el primer intento que no se puede volver a intentar una segunda vez. 
2. Tener perspectiva: cada desacierto no significa un fracaso total al final del camino, y cada acierto no significa un éxito a largo plazo. Hay que intentar siempre proyectar las decisiones a largo plazo, y no agachar la cabeza al primer tropiezo. A veces para lograr objetivos a largo plazo es necesario hacer concesiones en el corto plazo y estar abiertos al cambio
3. Acercar a la gente: hay que recordar que una organización se conforma de personas, no activos y dinero. Cuando hay cambios de gran escala, los que se ven más afectados son las personas. El liderazgo es una clave importante para mantener a las personas unidas. Un líder se asegura de transmitir el mensaje de que todos somos parte del cambio y que la organización está ahí para guiarlos en el proceso. 

Estos consejos ayudan a la organización a ser resiliente pero ¿cómo podemos enseñar resiliencia a nivel individual?

Si bien es una habilidad que no le viene natural a la mayoría de las personas, se puede enseñar y desarrollar. Hay varias habilidades que se pueden promover dentro de la organización:

1. Autocuidado: Los colaboradores son individuos, necesitan suficiente tiempo y espacio para su desarrollo personal. La cultura y políticas de la organización que apoyen el bienestar y el equilibrio de tiempo personal ayudan a combatir el estrés, rotación de personal y mejorar la productividad total. Darle a los colaboradores el espacio para crecer en su vida personal hará que regresen a trabajar con más entusiasmo y motivados hacia el éxito. 
2. Capacitación continua: entre más experiencia y conocimientos una persona tiene, más preparados estarán ante la adversidad. Apoya a los colaboradores a salirse de su zona de confort y aprendan habilidades nuevas. Las colaboraciones entre diferentes equipos, los programas de capacitaciones y los programas de mentorías internas son algunas de las herramientas que pueden impulsar este crecimiento. 
3. Enseñar su sentido de ser: en una empresa grande a veces puede ser difícil para un individuo entender su importancia de manera global. Es necesario apoyar a los colaboradores a buscar un sentido de ser más allá de su quincena, que sepan que la organización los aprecia y considera su trabajo importante. Los programas de incentivos y recompensas, así como campañas de bienestar son una gran forma de demostrarlo. La empresa debe encontrar la manera de darles una razón para seguir adelante y comprometerse con los objetivos generales todos los días. 

En una época donde la vida y los negocios cambian cada día, la resiliencia emocional es invaluable. Este debe ser parte del funcionamiento intrínseco de las organizaciones para mantener un sentido de colaboración y metas compartidas entre todos. La resiliencia es lo que impulsa a los colaboradores a dar un poco más de sí en tiempo de adversidad. Hoy es un desafío palpable, pero se debe construir resiliencia continuamente pues los cambios seguirán llegando.